
De repente abres los ojos. Sientes una angustia enorme que te recorre de los pies a la cabeza. No sabes donde estas. Miras a tu alrededor, estás rodeado de gente. En ese momento sientes calor, mucho calor a ambos lados de tu cabeza. Intentas mirar. Lo único que ves son dos bolas de fuego pegadas a tu cabeza a ambos lados. Tu instinto hace que quieras hacer algo contra esas dos bolas de fuego. Desgraciadamente no puedes. Sigues rodeado de gente. Corres sin saber hacia donde ir. La gente te rodea, corren cerca tuyo. Ves personas en grupo y otros que corren en solitario. Todo gira entorno a ti. La angustia crece en tu interior. Cada ves estas mas desorientado, cansado de correr sin rumbo, harto de todo. Cuando crees que ya no puedes mas, ves que la gente sigue corriendo cerca tuyo. Te paras. En ese momento, y cada vez que intentas tomarte un respiro, todos esos extraños te miran, se burlan, intentan hacer que te muevas, que corras. Te enfureces, estas cansado, cada vez mas agotado, pero aun así el desconcierto, el terror y la rabia hacen que saques fuerzas de donde no las hay y empiezas a correr. Persigues a esos extraños. Te das cuenta de que por mucho que corras no logras pillar a nadie. La gente se ríe de ti, se burlan. Todos te miran. Te sientes rodeado y muy solo. Las bolas de fuego cada vez dan mas calor. Las tienes mas cerca de ti. Quieres que todo acabe de una vez.
Suerte que es todo ficción. No son mas que frases. El ser humano no puede ser tan mezquino como para hacerle pasar este sufrimiento a alguien. Seria una barbaridad.
Si sucediese realmente, calificaríamos este acto de barbarie, tortura, atrocidad.
Por otra parte, no todo es ficción. Si cambiamos a la persona por un toro, le prendemos fuego a antorchas que acoplamos a cada pitón y lo hacemos correr de noche por el pueblo. Todos salimos a las calles y nos divertimos a su costa.
En este caso, para algunos, todo cambia.
Si cambiamos a esa persona ficticia por un toro real, ya no es tortura? Algunos lo llaman tradición. Otros lo llaman diversión.
Yo lo llamo salvajada.
Suerte que es todo ficción. No son mas que frases. El ser humano no puede ser tan mezquino como para hacerle pasar este sufrimiento a alguien. Seria una barbaridad.
Si sucediese realmente, calificaríamos este acto de barbarie, tortura, atrocidad.
Por otra parte, no todo es ficción. Si cambiamos a la persona por un toro, le prendemos fuego a antorchas que acoplamos a cada pitón y lo hacemos correr de noche por el pueblo. Todos salimos a las calles y nos divertimos a su costa.
En este caso, para algunos, todo cambia.
Si cambiamos a esa persona ficticia por un toro real, ya no es tortura? Algunos lo llaman tradición. Otros lo llaman diversión.
Yo lo llamo salvajada.
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